lunes, setiembre 17, 2007

Engaño

– Yo lo agarro por la espalda –
– Yo le parto la cara –
– Yo le reviso los bolsillos –
– Yo lo remato –
– ¿Por qué? –
– La noche está aburrida –
– Bueno, vamos –


Eran las doce de la noche en Zarate, día 14 de septiembre, alumbrado público apagado. Eduardo Ramírez y Yazmín Carrasco caminaban por la Av. La Cantuta, calle normalmente oscura y hoy más oscura que nunca, tomados de la mano y sonrientes. En la esquina donde terminaba la avenida, y que daba comienzo a otra, se podía divisar cuatro personas de aspecto sospecho por lo que Yazmín le hace notar a Eduardo su preocupación pero este, con un aire de caballerito medieval, le dice que no hay de qué preocuparse.

– Yo lo vi solo –
– La flaca estaba comprando en la tienda –
– ¿Qué hacemos? –
– Yo lo agarro por la espalda –
– Yo le parto la cara –
– Yo la desmayo a la flaca de un golpe –
– Yo los remato –
– ¿Para qué? –
– La noche está aburrida –
– ¿A la chica también? –
– Si –
– ¿Por qué? –
– Por andar con un huevón –


Yazmín comienza a caminar cada vez más lento, no puede ver bien sus rostros pero el humo intenso que los rodea le dice que sería más prudente dar media vuelta. Yazmín mira a Eduardo y lo ve tan despreocupado que por un momento le da una fugaz sensación de seguridad, pero cada paso que los acerca más hacia ellos la hace sentirse insegura.


– Esta rica la flaca –
– Yo lo agarro por la espalda –
– Yo le parto la cara –
– Yo la levanto en peso y me la llevo –
– Yo lo remato –
– ¿Por huevón? –
– Por ser doblemente huevón –
– ¿Ah? –
– Con una flaca tan rica y viene tranquilo hacia nosotros, con su caminadita de pendejo –
– Ah –

Eduardo nota que los cuatro tipos traen esos jeans anchos y con bolsillos inmensos. Se dice que el humo que los rodea es marihuana y no de la buena pues tiene un olor a podrido. Los ve sucios y con casacas raídas, trata de adivinar en sus rostros algún signo de cordialidad pero no lo encuentra. Por un momento fugaz se dice a si mismo que talvez lo más conveniente sea dar media vuelta, pero eso lo haría quedar mal frente a Yazmín que lo vería como un cobarde. Sigue caminando.


– Para, hijo de puta –
– ¿Qué mierda miras, cabrón? –
– Ni se te ocurra gritar, zorra –
– ¿Crees que me importa un carajo que no busques problemas? –
– ¿Quieres problemas, hijo de perra? –
– Yo le doy los problemas –
– Yo le doy más problemas –
– Yo lo remato –
– Ya sabemos que lo rematas –
– Yo me llevo a la zorra esa –
– Mira la cara que tiene –
– Tiene miedo –
– Sí –
– Jaja –

Yazmín no dice nada, con miedo pero también con inteligencia decide seguir al tipo que le dice que avance. Sabe que sería peor si se niega a obedecerle pues el alcohol y las drogas, que se notan en su rostro, podrían hacer que se enojara y terminara no solo violándola sino, también, sodomizándola. Yazmín le da la espalda a Eduardo y lo último que ve es a los tres tipos pateándolo contra el suelo. Mira al tipo que se la llevaba a los ojos y este le sonríe, es muy guapo piensa Yazmín. Sigue caminando a su lado y en algún momento del trayecto se toman de las manos y Yazmín piensa en la noche agitada que le espera y que quizás debería provocar que se enfurezca para que la noche sea más apasionada.

– ¿Te gusto la historia? –
– Vas a ser un buen escritor, mi amor –
– Pobre Eduardo –
– ¿Pobre Eduardo? –
– Me olvide decirles que no lo golpearan tanto –
– ¿Podrían matarlo? –
– Podrían –
– Mucho mejor –

2 comentarios:

Manongo Blue dijo...

q puta xDDDDDDDDDDD
io prefiero precaber q lamentar x)

Artesanías y Arte dijo...

Hola!! Gracias por la visita..

Un abrazo