Cierro los ojos y me acribillan gotas de lluvia,
un sorbo de café consuela mi camisa
que lucha contra el viento y sus piratas como un quijote.
Me excuso con el mundo, la correa reprocha mi indiferencia
y trato de encontrar fantasmas en las dulcerías.
Pero no estás y las risitas me asesinan,
el eco de las olas las vuelve un canto diaólico y me derrito.
Ahora soy un charco y fantasmas pisan mi cara,
siento frío pero no tengo boca para gritarlo.
viernes, octubre 12, 2007
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1 comentario:
hola gracias por la visita, me encanto el tercer parrafo.
Un saludo
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