jueves, noviembre 22, 2007

Cerca de mí

Te he mirado por el huequito de la cerradura de tu cuarto mientras el corazón latia fuertemente. He visto como tus ropas caían al suelo y una suave brisa te recorría erizando los bellos de tu cuerpo. Danzabas como lo haría un angel o un algún ser semejante, con los ojos cerrados parecías ser tú todo el universo. Quize imaginar que podía tocarte, que podía sentir el suave aroma de tu piel entre mis dedos, quize creer que podría entrar por tus ojos y llegar hasta tu vientre, quize y quize. Imaginé la nieve sobre ti, te puse alas y corona, construi un altar en mi mente y hasta te regale un reino mientras bailabas con los ojos cerrados. Evité pensamientos obscenos que recurrían intempestivamente y lloré después por no poder contenerlos, por sucumbir a la horrenda naturaleza humana y lloré, otra vez, porque recordé que tu puerta estaba con llave. Volví a mi habitación cabizbajo, faltaba un cuarto de hora para que mamá nos llamara para cenar y en mi mente no pasaba deseo alguno más que el de ver más. ¿Que habría en en los subterráneos de tu cuerpo? ¿Habrían acaso secretos aún más deliciosos de los que tu rostro da? Supe que sí y me dolió tanto. Me deje caer sobre la cama mientras repetía y susurraba tu nombre suavemente: "Laura Laura Laura". Cerré los ojos y pensé en aquella vez que te espié en el baño, en cómo el agua fría acariciaba tu cuerpo y yo moría de celos, de envidia, por no poder ser yo el que gozara con el roce de tu piel. Echado sobre la cama oí como se abría mi puerta y al verte ahí, parada y sólo con una manta blanca sobre ti, no entendí nada. Quize preguntarte qué pasaba, si había sucedido algo grave, si mamá estaba molesta con ella y necesitaba mi ayuda, pero no me dejaste, te abalanzaste sobre mí y, como en tantos sueños, comenzaste a besarme desesperadamente sin decir palabra alguna. Yo sólo podía cerrar los ojos y seguir sus besos. Mis temblorosas manos trataban de explorar lo que los ojos jamás habían logrado ver y mientras lo hacía deseé haber nacido ciego, para constatar que tu belleza seguiría intacta. Despuès del momento de los gemidos, de los susurros sin sentido, de la agitación y el sudor, sentí miedo, miedo por la casa y las paredes que hablan, miedo por papá y mamá, miedo porque no se vuelva a repetir. Laura lo vió en mis ojos y preocupada besó mi frente.

- Tienes miedo - dijo
- ¿Miedo de qué? - pregunté exaltado.
- De despertar - respondió

1 comentario:

Manongo Blue dijo...

esta si me gusto o.o
io queria hacer algo asi.. pero ella le decia que porque la habia estado espiando.. y ahora la tenia ahi.. y si sucedia x)