
Encontré esta imagen y me hizo recordar un cuento que te hice donde te imaginé así. La diferencia ahora está en que creo que yo soy el que murió, y eso ya hace tanto tiempo. A pesar que a pasado tanto y a pesar que tu ya no eres tu y yo no soy yo (claro que no, si tu no estas). No he podido morir contigo ni matarme a tu lado y mientras me digo esto recuerdo la canción de Sabina y vuelvo a decirme: "Carajo, cuánta razón tiene este tipo". Una vez me preguntaste: ¿Por qué te gusta tanto el mar? Yo te respondí: "Me gusta el mar de las noches. Me gusta el viento frío y que este me golpee. Me gusta la oscuridad y que esta me cubra y me deje sentir que esta bien que sea así". Ahora estoy muerto y podría pensar que nada de lo que digo tiene sentido. Hay días en que me gusta creer que del otro lado del mar estarás tú, pensando lo mismo que yo y sintiendo también el aire frío, aunque ahora nuestro cuerpo solo sea el recuerdo que tenemos de nosotros frente al espejo. Ahora solo puedo seguir caminando, trantando de encontrar las huellas de nuestros pasos, los besos que se extraviaron y desembarcaron en puertos distantes, ajenos y extraños. Hoy que las noches nunca acaban aún seguiré buscandote y buscándonos, aunque ya no te preguntes por el mar ni la luna, y la luna por las noches, y esas noches. Aunque ahora seguro ya te has olvidado de todo y así como el polvo y el olvido han sepultado mis huesos, así, así el tiempo me ha borrado de tu memoria.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario