entre la chispa de algún fuego antiguo
se esconden mis ojos brillosos
antes llenos de nubes
miro al espejo y solo veo ahora
un fantasma lánguido
de cabeza cercenada
y es que he perdido ya
esa música que recorría mi piel
e incluso he perdido
los dedos con los que dibujaba
algunos sueños
y es que ahora todo se ha convertido
en una brutal caída
y lo único que puedo hacer es
sentir el sabor salado que quema mi garganta
mis manos parecen empequeñecer cada día
el infinito no para de extenderse
las estrellas pierden su luz
y todo vuelve a convertirse en caída
todo hace splash!
una vez más
mientras mis pasos se consumen lentamente
mis ojos pequeños
encierran una mirada arenosa
ya no existe en mí
algún color más que el gris
todo mi alrededor va derritiéndose
y lo único intacto es
la noche
esa noche que poco a poco va sumergiéndose en mí
los latidos van disminuyendo
los conjuros son dejados de lado
ya se va escuchando al viento murmurar
que algo va a caer
de manera estrepitosa caerá
lo que no saben es que ya sucedió
y que uno de esos charcos de agua sobre el suelo
uno de esos
soy yo
domingo, julio 13, 2008
Y todo parece desmoronarse...
Los problemas en mi vida van y vienen, como un columpio. Creo que es hora de despedirse de muchas cosas y dar bienvenida a otras. Siento que mi corazón esta siendo estrujado brutalmente, y esta vez no por amor. Es hora de dar los pasos definitivos, pero siento ese miedo propio de cuando uno no sabe hacia dónde irá y que futuro le deparará. Pero debo hacerlo y arriesgarme, así me vuelva un fiel inquilino de la noche, los parques y la deriva. Me he mirado mil veces al espejo, como si quisiera encontrar alguna respuesta sensata dentro de él, pero lo único que he podido saber es que el que está ahí es alguien distinto a mí, y que a fin de cuentas ni yo mismo me conosco bien. Todo lo veo borroso, literamente porque mis lentes están rotos (además de mil cosas más), y por momentos creo que lo mejor sería solo cerrar los ojos y no volver a abrirlos. Siento que me convertiré en uno de esos tipos que andan con su cigarro en medio de la noche, de mirada triste y pasos lentos, mirando al suelo sin esperanza alguna de encontrar a alguien que quiera quererlo (porque quién podría querer a un tipo que será menos solvente que el genial Chavo del Ocho). A veces quisiera solo callarme y lamentarme en silencio, pero esa necesidad de escribir no me deja. Incertidumbre es lo que abunda en mí ahora. Hay una chica a la que quiero mucho (tú Cristina), ¿comprenderás todo esto? En realidad lo mejor es siempre estar lejos de mí, pero de tí no quiero alejarme. Siento la necesidad de prender un cigarro y ver la luna y las estrellas. Estamos en Lima por lo cual las estrellas son casi imposibles de ver, igual que un buen augurio en mi futuro.
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3 comentarios:
mi bro... el destino dependerá siempre de uno. Y de la grandesa de los pensamientos.
Voy a empezar a contar cuantas veces mencionas a Cristina xD
los nombres no eligen destinos..."
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