He estado viendo muchas series estos días, de distintos tipos de géneros y temas variados, y creo que algo he aprendido. La vida pasa, el tiempo no se detiene, aunque no queramos siempre el reloj está avanzando, haciéndonos tropezar o mutilándonos. A veces solo pienso que quisiera que pararan el mundo para así bajarme, pero es algo imposible e iluso. ¿Qué debería hacer? Me siguen atormentando las sombras y los fantasmas, los ecos invisibles que aparecen en las madrugadas cuando la noche se pone más fría. Aún no puedo olvidar palabras que me dijiste, promesas, miradas, sonrisas, etc. Me habías dibujado un universo y parecía tan fantástico, llegué a creer que quizás, quizás… Y cuando me di cuenta de la realidad el abismo se ha vuelto mucho más hondo y la caída se había hecho más brutal. Por eso creo que hay cosas a las que uno debe decirle adiós definitivamente, para siempre arrancarlas de uno y olvidarse de eso. Por eso es que escribo esto, porque aunque creo que no lo leerás igual será como una forma de despedida. Talvez más adelante este caprichoso destino te haga ver que en realidad yo era mucho más que un perro hambriento y flaco que busca un pequeño hueso del cual roer. Talvez, no es tan probable, pero que carajos importa. Leí algo que no debí haber leído que termino por dar el tiro de gracia a este corazón moribundo. Sí, me despido, aunque nunca pensé que pudiera he logrado borrarte del maldito celular y del maldito messenger, aunque talvez cueste un poco más de tiempo borrarte de mi cabeza y mi corazón. No me interesa lo que opines, si alguna vez llegas a leer esto, solo entiende, si es que por alguna extraña razón estas leyendo, mientras yo te llegaré a borrar completamente de mis recuerdos en ti vivirá siempre algo de mí y tú sabes bien porqué. Adiós, cachetona, aunque suene egoísta (ya no me importa lo que opinen los demás, soy egoísta) no soporto tu felicidad. No aguanto que me cuentes cuantas huellas en forma de labios te dejó aquel ser tramposo la noche pasada. No me importa si tu piel ha cambiado su perfume y si su sabor ahora es más agrio. No quiero mirar más tu rostro a través de una fría computadora y que sonrías y que yo en silencio y con una mueca sorda derrame lágrimas invisibles mientras me muerdo la lengua buscando un consuelo. A veces, lo admito, quisiera verte infeliz, ¿acaso esto no demuestra lo egoísta que soy? Ni la lluvia o la luna o el mar sirven de algo en esos momentos. Los cigarrillos sí, porque en cierta manera son una forma de venganza contra la existencia. Yo te regalé un arco iris y tú, meticulosamente, te encargaste de desvanecerlo. Sí, algo he aprendido. Creo que ahora sé como dar un adiós definitivo. He recuperado algo de ese orgullo que antes llevaba sobre mis hombros y que poco a poco lo fui perdiendo. Quisiera volver a ser aquel que no se sentía triste cuando llegaba abril o fines de marzo, aquel que veía el amor como algo más que sucedía en el día a día y que definitivamente no era la gran cosa. O siquiera aparentar eso… Esfúmate, llévate tus fantasmas y tus sombras, desaparece los ecos y el silencio que aún me acosan al medio día. Poco a poco voy quemando los documentos que certificaban nuestra existencia como un nosotros y las cenizas van desapareciendo conforme el viento aparece. Ya queda poco, poco de mí, poco de todo, pero aún sobrevivo. Siquiera sé que cuando llegues al final de estas líneas una pregunta te recorrerá inevitablemente y que la respuesta será que no, él jamás entendería nada de esto, él no tiene cara de payaso asustado ni anda sin corbata y sin sombrero, él no podría hacer de ti su universo y del sonido de tus pasos, su tiempo.
jueves, agosto 28, 2008
Despedida
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1 comentario:
NO podría haberme sentido más identificado. No puedo calaificar críticamente este texto de ninguna manera ni aunque me esfuerze porque me toca en lo más hondo, me has traído memorias.
No son tan gratificantes las siempre malditamente necesarias epístolas al viento.
Saludos.
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