10/11/08

Para un ser que se fue muy lejos, allá donde aún no puedo ir...



es que a veces de las cosas importantes se puede hablar tan poco
decir, por ejemplo, cuánto espacio vacío has dejado
o cúanto se extraña tu sombra acurrucándose en mi regazo,
tu ronroneo tierno a pesar de no ser gato
tu sonrisa silenciosa, suave como una nube
hablar de todo esto es como sacarse uno de los huesos de la pierna,
incrustárselo en el corazón y darte cuenta que esa cojera
y esa punzada crónica en el pecho,
es como mirarte al espejo cada día
y que por más que lleve a tu tumba en vez de flores un poco de mi piel y cabello,
la distancia no se hará menos corta,
tu seguirás aprisionada debajo de la tierra y yo seguiré destruyendo mis uñas,
intentando desesperadamente encontrarte
después de un tiempo entenderé que lo único que talvez pueda llegar hasta tí serán estas palabras, estas letras chamuscadas,
que Dios es solo la alucinación de un drogadicto mal nacido,
que estas sombra que ahora nos cubre no es la tuya ni la mía sino el manto de lo imposible
y que como consuelo solo nos queda el azar o tratar, mientras dormimos,
de crear algún puente que permita encontrarnos
aunque en el fondo sabemos que todo es inútil,
que por eso de estas cosas se puede decir tan poco,
porque cada frase nos recuerda nuestra condición de mortales
y que este mundo donde estamos atrapados es una tienda barata,
un bar de mala muerte,
una botica de medicamentes adulterados,
y que quizás el desgraciado soy yo que sigo aquí
recordando y recordando