viernes, noviembre 25, 2011

mirar tu cabello escurriéndose,
como si un cafetal entero se derramara en esta habitación;
pensar que esta casa se erige sobre poesía,
y que eres tú el verso que escapa, que corre y me dice:
"mi corazón es un bus sin paradero,
como lo eran los de las mujeres de los principios de la historia del hombre".
acto seguido abandonar la casa,
coger la mochila,
volver al principio del amor humano;
ser nómade, una vez más.

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