domingo, junio 15, 2008

(esto es parte de algo que no se que será pero que está ahi como algo que debe ser algo más que lo que es ahora u.u)



Ewen decía a veces, mientras cerraba los ojos, que todo este mundo era una fantasía, una imagen puesta en nuestra mente, una ilusión, alguna broma de un ser siniestro. Y lo decía mientras se acurrucaba entre mis brazos, tratando de aferrarse a ellos como se hace de algo sólido para no caerse. En esos momentos parecía tan distante, e incluso dudaba si era realmente su piel la que chocaba contra la mía. En realidad más parecía un fantasma, un recuerdo atrapado en un tiempo ajeno. A veces, mientras estaba con los ojos cerrados, yo lo miraba atentamente, veía su rostro plácido y sereno, sentía su respiración calmada. Pero iban pasando los minutos y aquella respiración se iba tornando más lenta, cada vez más, hasta que llegaba a un punto donde parecía ya no estar haciéndolo.

– ¿Estas muerto? – le preguntaba - ¿Por fin me abandonarás a mi suerte?

Pero no respondía y yo no sabía que debía hacer, salvo esperar a que su respiración volviese a encenderse otra vez.

– ¿No es extraño? – decía – No sientes acaso los huesos rotos, la sangre helada. ¿No son espantosas las risas que brotan como escupitajos de los transeúntes? No estoy muerto, no es tan fácil.

Y yo solo lo miraba, enmudecida, tratando de ver qué había realmente en lo profundo de esos ojos, en sus pupilas.

– Ariana, Ariana… ¿Ese era tu nombre? – decía – A veces te confundo y olvido todo. O talvez lo hago a propósito. Sólo aléjate, solo aléjate, que mis palabras se van volviendo cada día garras más filosas.

Pero yo solo sabía enmudecer y derramar lágrimas que hacían surcos en mis mejillas. Tocaba sus manos frías y sus dedos parecían ser infinitamente largos. <<¿Qué tocarían? ¿Hasta dónde llegarían?>>. Él tenía razón, hoy me llamaba Ariana pero quizás no siempre fue así, quizás. Talvez un día tuve ese nombre que él tanto repite por las noches mientras duerme profundamente.

– No estoy muerto, aún no – decía –. Porque te busco siempre y jamás te encuentro. Y no te encuentro, talvez, porque el que anda perdido soy yo, yo y mi sombra cenicienta.

Y mientras decía todo esto, lo veía prender un cigarro, mirando la luna, sonriendo de manera lúgubre, como si llorara de manera silenciosa.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

conchudazoooooo!!

No te basto a Gena y a Inde..
Ahora te he visto sacando plan con mi buen amigo Josè!

Ahahahahahh... T_T

Nadies dijo...

Hola llegué acá porque me enteré que te gustaba Cortázar.

No me lo dijo nadie.

Es una de esas obras del azar.

Unknown dijo...

pucha y nisiquiera le ante la canción xDDDDD!!!

y epidorrr: ¡¡¡VIVA CORTAZAR POR LA CSM!!!!