lunes, agosto 25, 2008

Mis días son un círculo vicioso...

Yo no quiero saber más, del verde reflejo de tus zapatitos de cristal trepando por mi cama o el eco de tus carcajadas cuando tus manos, esos dedos pequeños, parecían encarnar el invierno más crudo. Es que es difícil, ante tanto agujero negro (en el espejo, el ropero, los sillones, el televisor), es difícil evitar ser absorbido, evitar ser triturado, por los fantasmas que habitan estos espacios, y más difícil aún es ver mi sombra día a día, ver su chaqueta mojada y su gesto triste, caminando lentamente con el pañuelo sucio, cojeando lágrimas que son más invisibles que tus besos; es difícil maquillarse entre tanta ceniza, sentir el polvo raspando las narices, atropellándose cada mañana con una jauría de recuerdos, de seres rabiosos de garras afiladas.
ya no quiero saber más, tan solo quisiera enterrarte en mi bolsillo, en la cartera, dejarte ahí como un viejo ticket de cine de alguna película romántica donde al final se escucha un tango, humo de cigarros, sonrisas apagadas, asientos vacíos. a veces solo quisiera retroceder las manecillas, quitarme la corbata y el sombrero, decirte que yo te quería de manera silenciosa (porque solo así se querer), y que sí, yo te quería y que antes (antes de ti, nativa mía) era una piedra pequeña que le gustaba colarse en los zapatos de alguna niña de rostro frondoso y piel de nylon; yo te quería (aún lo hago, destello gris, corona espinosa, reina de mar y tumba), y entre canciones que susurraba a tus oídos yo grababa sobre ti constelaciones y galaxias, las cuales hoy, ¡hoy!, encuentro en ese pequeño charco sobre mi escritorio, ahí donde veo mi reflejo cada día y que aún conserva, intacto, el perfume que brotaba de tus negros cabellos, negros y llenos de estrellas, llenos de eternidad y ausencia.

2 comentarios:

Nadies dijo...

escribes bien, helí. Me ha gustado muchísimo esta entrada.

Saludos!

Nadies dijo...

Por cierto me he dado cuenta que tienes unos gustos musicales muy agradables :D