martes, febrero 07, 2012

amor,
mi amor,
este verano de gaviotas obscenas,
de revocatorias
y decepciones electorales,
de cuervos sacándole los ojos
al trigo seco de los campos de la memoria,
la lluvia cae todavía este verano y nos hace pensar
que mientras llueva en esta ciudad
y los niños salgan a hacer navegar sus barquitos de papel
sobre los riachuelos que van improvisándose en las calles
el amor nos hablará como nos habla la carta que deja un náufrago en el océano;
nada se pierde para siempre,
y yo encontré tu corazón en medio de este océano gris llamado Lima,
tu corazón que es una carta que dice:
“siempre acabamos llegando a donde nos esperan”.

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