domingo, enero 07, 2007

Mientras duermes ...

Su perfume es distinto ahora, es más lejano, apartado, algo que no me concierne a mi ni a nadie de este mundo. Su piel esta fría y sus músculos rígidos, ja, no eres nada sensual desnudo y en la cama, ya no esta el brillo de tus ojos, tu sonrisa parece haberse marchitado y tu aliento deja mucho que desear. ¿Has probado la sangre sobre tu piel? Es un sabor exquisito, si, si, algo salado y espeso, pero es un manjar, puedo sentirme totalmente dueña de ti. Aunque te sigues viendo hermoso nunca pensé que fueras tan frío en la cama, ¿o lo haces a propósito? No creo que sea por tu amiga, que ni habla, ¿te confieso algo?, parece como si estuviera muerta. No, no en metáfora, tu me entiendes, m-u-e-r-t-a, ni siquiera abre los ojos, y esa posición toda torcida, ¿no te parece extraña? También probé la sangre que tiene ella sobre sus labios, y te digo, con toda sinceridad, ¡que asco, por dios! ¿Cómo te puede gustar alguien con un sabor así? Te juro que hasta ganas de vomitar me dieron, pero como en este cuarto no hay ni baño, me tuve que aguantar. Pero tengo que aceptar que los dos son igual de fríos, talvez por eso se gustaban ¿no? La verdad no pensé que fueras tan estúpido, ¿cambiarme por un par de senos grandes, un trasero enorme y una minifalda pegada? Ja, pero tienes que admitir que ahora no son la gran cosa, y ni siquiera eran de verdad, pura silicona. Si, amor, no eran de verdad, ¿acaso no te lo demostré? Talvez, me excedí como dijiste, pero estaba furiosa. Aunque también creo que le hice un favor, ¿acaso no se ve más hermosa así? No se, como que el tono lúgubre le cae muy bien, deberías aconsejarle que se vista con ropa negra, aunque ahora no creo que le sirva de mucho, jaja. ¿Qué tanto miras, ah? No me salgas con que porque estas con los ojos cerrados no ves nada, yo se que la estas mirando, ¿quieres que me enfurezca otra vez? Si, se que debo calmarme, pero no puedo evitar los celos que me da esa ramera, pero dime una palabra siquiera, un beso, algo, estas quieto ahí en la cama, ni te mueves, no pensé que fueras tan flojo amor, jaja, ya no importa, debes estar cansado, duerme unos minutos mientras que yo veo que hago con esa puta, ah y abrígate, estas muy pálido, cualquiera que te viera así diría que estas muerto.


***


Me dijo adiós, sin una lagrima en los ojos, el descarado. Dijo que me amaba y que nos casaríamos, y ahora me bota igual que una perra. Ni siquiera me miro, solo salió de su instituto con frescura y soberbia, se acerco, termino todo, adiós, dijo. Yo quede confundida, la sonrisa que tenia se borro instantáneamente y con un atropello de palabras, porque, porque mi amor, quise detenerlo, cogiéndole las manos, pero solo recibí un empujón, con odio, con asco. Sentí que un frió invadía todo mi cuerpo, mi cabeza retumbaba, y trataba con las pocas fuerzas que tenia, de no botar ni una sola lagrima. Tenia unas ganas de agarrarlo del cuello y doblárselo, que sintiera lo que mi corazón estaba sintiendo, que se rompiera en mil pedazos, clavarle una lanza, dos, tres, quería verlo sufrir, maldito. Baje la mirada y comencé a caminar, sentía como las lagrimas recorrían mis mejillas, mientras mis puños se endurecían. En casa no salude a nadie, no almorcé, solo subí corriendo las escaleras y me tumbe en la cama de mi cuarto. Lloraba sin parar, con un odio puro y sincero, lloraba y me daba asco verme así, ningún hombre vale la pena de una lagrima, todos son unos perros, mentirosos. Daba vueltas de un lado a otro, pensando en la expresión de su rostro, fresco y con una naturalidad siniestra. Pase todo el día tirada en mi cama recordando lo que me dijo, y cada vez que lo hacia podía notar con más claridad los rasgos sobre su rostro: el ceño fruncido, la mirada encolerizada, una pequeña gota de sudor en la frente. Pero lo que al principio no percibí, y poco a poco fui notando, fue el perfume extraño que traía. No era su perfume normal, y menos uno de hombre, era un perfume de mujer y tan solo la fragancia hacia imaginar que mujercita lo usaría. Un olor suave, penetrante y con una agresividad sublime era la marca de esas mujeres soberbias, calentonas y cuyo único atractivo consiste en un par de senos grandes conjugados con un trasero prominente. Entonces comprendí todo, Alberto había conocido a una mujer así y, con lo fácil que se llega al corazón de un hombre, si primero seduces el pequeño inquilino de abajo, había caído en sus garras. Aun tenia esperanzas, para los hombres el sexo era algo casi imposible de rechazar, y si una mujer con rasgos de estrella pornográfica se les cruzaba, bien las ganas de aumentar su ego o los sueños sudorosos por las noches, hacían casi inevitable que no dejaran todo de lado con tal de obtener lo que deseaban. Una sonrisa broto en mi, abrí el ropero y saque el polo que había dejado Alberto hace una semana, cuando mis padres salieron de viaje y me dejaron en casa sola. Aun se sentía claramente el perfume de Alberto sobre el polo, pero era el delicado aroma de su sudor lo que me gustaba tanto. Había días en que pasaba toda la tarde oliendo aquel polo, recordando las noches intensas que vivimos en esa semana, las promesas de amor de Alberto, los poemas que me recitaba, que el decía que eran suyos pero yo sabia bien que los había sacado de un libro. Yo sentía que Alberto era el hombre de mi vida, quizás por sus ganas de vivir que siempre irradiaba, o su gran gusto a la hora de vestir, o su erotismo al susurrarme palabras al oído, o la virilidad que emanaba, o porque simplemente uno sabia si algo era hecho por él, pues su sello era inconfundible: era perfecto. Pero nunca me había tratado como lo hizo en la mañana, siempre me decía palabras hermosas acompañadas de besos tiernos y jugando me tomaba de la cintura y me apretaba contra su cuerpo, siempre riendo y besándome, pasando sus manos por todo mi cuerpo, apretando cada vez un poco más nuestra intimidad. Y yo reía con sus chistes aunque fueran malos, porque verlo sonreír era toda una aventura, porque cuando sonreía sus dientes blancos y perfectos bailaban con sus ojos, y sus mejillas se ensanchaban y uno podía apreciar una carcajada maravillosa. Decir que estaba enamorada era poco, hipnotizada seria mas acertado, pues no había nada que el quisiera que yo le negara, incluso si el me hubiese pedido que matara a alguien, sin pensarlo lo hubiera hecho. Se que suena exagerado, incluso podrían tildarme de loca obsesionada, pero no, esto es amar de verdad, ¿Acaso cuando uno no ama a alguien es capaz de todo? Pues yo no solo decía esta frase, sino que creía firmemente en ella. Una de mis amigas me dijo una vez que llego a pensar que estaba desquiciada, cuando le encontré una carta, con la letra de Alberto, en su mochila. Recuerdo que comencé a romper todos sus cuadernos, lapiceros y todo lo que encontraba dentro, y cuando mi amiga regreso al cuarto, pues había ido al baño, puso una cara de confusión inmensa. No pensé y me lance encima de ella, mis uñas las clave en su hombro, y los gritos de dolor de Natty hicieron que mis padres, asustados, subieran hasta a mi cuarto y a la fuerza me separaran de ella. Después me arrepentí de todo esto, pues descubrí que aquella carta había llegado por error hasta Natty, y que siempre había estado dirigida para mi. Aunque lamente un poco lo sucedido sentí cierta satisfacción al saber que tenia el valor para defender a mi hombre con uñas y dientes, y además había dejado muy en claro para cualquiera que me conociera que quien se metiera con Alberto, sufriría las consecuencias. Y ahora sucedía esto, alguien se había atrevido a meterse con él, no podía permitir que lo confundieran, Alberto me amaba solo a mi y eso era obvio, tres años juntos con alguien no son por gusto, y una tipita cualquiera no podía venir a estropear todo lo lindo que tenemos. Lo primero es averiguar de quien se trataba y planear las cosas con mucho cuidado, la cautela no es una de mis virtudes, pero si quiero que todo salga bien tengo que ser extremadamente cautelosa, cabeza fría y calculadora, jaja, hay veces en que me doy miedo.


***


Natalia ya estaba al frente del edificio, lo miraba con cierta duda, creo que la fachada no le inspiraba mucha confianza, pero la carta que le había enviado, simulando ser Alberto, haría que en uno u otro momento entrara. Mientras miraba como Natalia habría el portón del edificio vivieron a mi imágenes de que sucedió en la tarde, Alberto mirándome otra vez con desprecio, y lo que termino por destruir mi corazón, tomando de la mano a esa perra y besándola delante mío, sin ningún respeto por lo que alguna vez creí que era amor. Me insulto de lo peor, me dijo que solo había sido una aventura de momento para él, que era muy poca mujer comparada con Natalia, y que era necesario tan solo un espejo para darse cuenta de ello. Después de besarse los dos comenzaron a reírse en mi cara y se decían, así mismos, como si yo no existiera, que era una pobre infeliz. Salí corriendo y llorando de ahí, sintiendo el odio que había sentido en la mañana, pero multiplicado mil veces. Pero cuando llegue a mi cuarto no salió una lagrima más, me senté en mi escritorio, cogí un papel y comencé a redactar una carta para Natalia de parte de Alberto. Si, la cite en un edificio que quedaba en la Avenida Canevaro, y allí estaba ella, a las diez como le había dicho en la carta, pero ya iba quince minutos afuera, si se demoraba más terminaría encontrándose con Alberto, a quien también había citado en el mismo lugar, pero veinte minutos después. Paso cinco minutos más para que entrara, no me quedaba mucho tiempo para hacer lo que había planeado, tenia que entrar al edificio y encargarme rápidamente de ella, así cuando subiera Alberto la encontraría como yo quería que la viera, y confundido seria fácil terminar con lo que tenia en mente. Subí y cuando abrí la puerta Natalia no pudo disimular su asombro, con fuerza me tire encima de ella y le di un golpe en la cabeza con la piedra que había traído, ella cayo desplomada causando un ruido fuerte, rápidamente la levante y la puse encima de la silla, pase una soga entre sus brazos y piernas, y con la mayor fuera posible la amarre. Me senté en la cama y la comencé a mirar no podía evitar reírme, y cuando note que comenzó a despertarme reí con mas fuerza, cada vez con más fuerza hasta llegar al punto de reír sin control mientras ella lloraba de miedo, lloraba y gritaba, y yo, y yo, solo reía.


***


Jaja, mi amor, Alberto, te ves tan sexy con ese calzoncillo amarillo, jaja, no me insultes mi vida, ¿No ves lo que tengo en la mano? Jaja, no te asusta a ti, talvez, ¿pero a ella? Mírala como llora parece una nena, mira como suda, es una gallina, el reloj dice que ya se hace tarde mi amor, tengo que comenzar ya, y ella va primero, jaja, mira esta que chilla, grita y patalea, como si eso la fuera a ayudar, jajajajaja, que asco me das mujer, ya cállate, dile que se calle mi amor, o sino mi cuchillo arrancara su lengua, jaja, pero a las finales, que importa, no creo que su lengua sea su atractivo, jajaja, bueno y como dicen en las películas, llego la hora de morir, jaja.

1 comentario:

Manongo Blue dijo...

maldito deskisiado =D=D=D, pero hubieras narrado la matanza x_X, y tal ves una escena de sexo hubiera ayudado tu redaccion a mejorado hdp